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jueves, 12 de diciembre de 2013

Con el beticismo como excusa

Como bien ustedes saben, y al igual que la mayoría de los que leéis ésto, soy bético. Mi equipo de fútbol siempre ha sido, es y será el Real Betis Balompié, aunque muchos lo pongan en duda a diario por mis opiniones, aunque éso es harina de otro costal. Pero hoy voy a hablar acerca de un tema que, a priori, puede resultar contradictorio en alguien que presume de ser bético: la negatividad del beticismo excesivo.

En las últimas semanas, se ha hablado mucho del beticismo de Mel (cosa que es muy relativa, ya que en el Rayo dijo que era rayista y en el Tenerife, tinerfeño "desde shiquetito"). Que si no había otro entrenador mejor, que éste realmente siente los colores del Betis y le preocupa como a cualquiera de nosotros la situación en la que estamos, etc. Además de ésto, también se ha podido observar una crítica hacia lo poco que sienten los jugadores la camiseta y el escudo, y que sólo les importa el dinero y que les da igual el Betis. Y también pude leer barbaridades vomitivas del estilo de "Mel debe quedarse porque es bético y Garrido no", u otra mejor: "Prefiero un entrenador bético en Segunda que uno que no lo sea en Primera".

Lo diré claramente: a mí me da EXACTAMENTE IGUAL el beticismo de la persona que ocupe la presidencia del Betis, la dirección técnica, el banquillo o la plantilla. Qué pasa, ¿que porque una persona sea un bético de carnet intachable, va a desempeñar mejor su cometido? ¿Va a ser mejor presidente, mejor jugador o mejor entrenador? EL BETIS SOMOS NOSOTROS. Los aficionados que estamos ahí cada domingo, los que nos dejamos el dinero en el carnet, los que extendemos y pregonamos el beticismo allí donde vamos. Y los cargos de responsabilidad ayudan (en teoría) a la estabilidad y prosperidad en los ámbitos deportivo, económico e institucional.

Yo prefiero mil millones de veces para el Betis a un presidente que haya tenido superávit económico y haya saneado las cuentas de sus anteriores equipos, y que es del Cartagena (por decir un equipo) antes que a un mindundi que no hace la "o" con un canuto y que vomita beticismo. Y prefiero a un entrenador socio del Osasuna que haya hecho maravillas con plantillas desastrosas, que haya ascendido a cuatro equipos y haya ganado seis Ligas, antes que a un entrenador bético, pero que no sabe sacarle rendimiento a su plantilla o que, directamente, no sirve para entrenar. Tenemos el ejemplo de Rafael Gordillo, de los mejores jugadores de la historia del Betis, pero que como mandatario no vale un duro. Y tenemos el ejemplo de Pepe Mel, que siempre se llenó la boca con su beticismo para tapar sus múltiples errores y total incapacidad, y que luego se fue llorando para mayor telenovelismo barato de los sectores que defendían su labor "sólo por ser bético". DON Lorenzo Serra Ferrer (de los mejores entrenadores de la historia del Betis) es mallorquinista confeso. No hace falta ser bético para tener éxito.

En los jugadores tres cuartos de lo mismo, pero con un matiz: puede haber jugadores béticos que den la talla y que realmente sientan el peso del escudo, como es el caso de ciertos canteranos. Pero yo a los jugadores que defienden mi equipo no les pido que monten el numerito del beso al escudo, o que confiesen su amor secreto y apasionado por el Betis. Les pido que tengan profesionalidad, que jueguen lo mejor posible y que se dejen el alma en cada partido. Y que cobren sus respectivos sueldos, y que se les reconozcan sus méritos, y que llegado el momento, cojan la puerta y se vayan, por dinero, por prestigio o por el motivo que sea.

Lo de utilizar el sentimiento bético como pretexto para que se mire para otro lado ante sus actuaciones en cualquiera de las parcelas que forman un equipo de fútbol me parece ridículo, es símbolo del movimiento absurdo y borrego, cada vez mayor, que se está afianzando en algunos sectores (afortunadamente minoritarios) de la afición bética. Aunque yo no lo comparta, es totalmente legítimo pedir al entrenador, al presidente o a los jugadores un cierto beticismo, una cierta capacidad de empatía con los aficionados del club al que defienden. Pero me parece totalmente intolerable que se ponga dicho beticismo por delante de la utilidad, de la capacidad y del trabajo de una o varias personas. Y, como ya he dicho, ésto se hace cada vez más.

¡¡Un saludo!!

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