.

.

lunes, 21 de abril de 2014

¿Más vale malo conocido que bueno por conocer?

Ayer el Betis terminó de bajar a Segunda División. Bueno, lleva en Segunda desde diciembre, como ya apuntamos los "destructores y negativos sevillistas que blablabla..." como solían tildarnos a los que lo apuntábamos. La semana que viene será matemático, pero si a algún iluso o excesivamente lleno de fe le quedaba alguna esperanza, creo que se disipó ayer para todos. Y esta mañana aparecen las típicas chuminadas de "Paulao cobarde", metiéndose con Calderon, y, para meter ahí la puyita que no podía faltar, reivindicando la vuelta del escritor llorón.

A ver, que Paulao ayer hizo uno de los mayores ridículos que he visto en mi corta experiencia bética, pues sí. Que Calderón hizo uno aún mayor, digno de ser fulminantemente despedido del Real Betis Balompié SAD, pues también hay que decirlo. Que el domingo se hará la típica protesta patética de gritar dos tonterías contra los jugadores, pues desgraciadamente será así. Porque así es, así somos. Los béticos somos así, vamos a lo fácil, somos extremadamente difíciles de movilizar, pasivos, conformistas. Muchos utilizando el ya consabido manquepierda como excusa para no crecer, y dándole un sentido erróneo, quitándole su significado principal: fidelidad, sí, pero para avanzar y crecer. Y a los béticos no nos da la gana de movernos contra la bochornosa situación en la que estamos sumidos ahora mismo. ¿Por qué? Aparte de lo que ya he dicho antes de la pasividad, etc. estamos en medio de un concurso judicial, recién salidos de la dictadura del dítero de Jabugo (que podría retornar de entre sus dehtruhtorah cenizas).

Ya está bien, hombre. Ya está bien de culpar a los menos culpables, de ir a lo fácil, de no mirar a donde hay que mirar realmente. Porque así nos va. Con Lopera, yendo como va el Betis ahora mismo en todos los sentidos, se habría quemado ya media Sevilla (de forma figurada, obviamente). Porque conocimos lo que era malo de verdad. Lo desastroso, tanto deportivamente como, y sobre todo, económicamente, con ese agujero negro que hasta hace poco eran las arcas verdiblancas. Porque nos vale más malo conocido que bueno por conocer, y al haber sufrido tantísimo, preferimos hacernos los locos, hacer como que criticamos, hacer como que nos indignamos.

Si nos indignáramos de verdad, y no fuéramos tan maricomplejines, ya nos estaríamos quejando. Nos habríamos quejado contra el sinvergüenza del bigote que no tenía ni puñetera idea de fútbol. Contra el aceitero. Y sobre todo contra el comegambas que se va de excursiones con las peñas, cual inocente escolar, mientras al Betis lo sonrojan las vecinas, haciendo un ridículo que quedará en la historia, en su propio estadio. Y ahora nos quejaríamos contra todos los chupópteros que hay ahora mismo sacando todo lo que pueden del Betis antes de terminar de hundirlo, y de todos los cuervos de las fundaciones que vuelan sobre este cadáver que somos, a ver si sacan algo de carne. Y, por qué no decirlo, nos quejaríamos contra mi querida Mercedes, a ver si acaba ya el procedimiento judicial. Eso sí, nos quejaríamos dejando claro que en ningún caso queremos la vuelta de Manolito.

Vamos a bajar a Segunda. Y se sabe desde hace tiempo. Y aún no se ha empezado a confeccionar una futura plantilla de cara a lo que nos espera. Y no tenemos ningún tipo de estabilidad institucional. Y esta situación la aprovechan los loperistas acérrimos, los melistas que aún no lo han superado, los fundacionistas, etc. para crear más tensión si cabe. Y no me da la gana. Probablemente no he evolucionado absolutamente nada desde la época de la guerra contra Lopera, y yo, tonto de mí, sigo soñando con un Betis libre y bien gestionado. Porque por historia, por afición, por masa social, por todo, nos lo merecemos. O por lo menos, nos merecemos no vivir en un ridículo constante.

Dejémonos de tonterías, de darle la espalda al equipo, de niñatadas como las pintadas en la calle, de "jugadores mercenarios" y "esa camiseta no la merecéis". Miremos hacia arriba. Movámonos. Salgamos a la calle a luchar contra los que verdaderamente nos hacen daño. Porque, y repito, yo aún creo en un Betis que dé la talla, que esté a la altura, tanto del beticismo al que representa como del resto de la Liga española. Porque las vecinas estuvieron gestionadas por un delincuente, pues sí. Pero por lo menos no delinquía contra la entidad de la que era el encargado. Cuánta diferencia con lo que solemos ver por aquí, vaya...

Por tu dignidad, Betis. Fuera chupópteros del Villamarín. Fuera cobardes y sinvergüenzas.

¡¡Un saludo!!

 @josearquer95
@lajuezaesbetica

No hay comentarios:

Publicar un comentario