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lunes, 13 de octubre de 2014

Hagan sus apuestas

Tengo la sana costumbre de dar un cierto tiempo a los distintos entrenadores que pasan por este nuestro club para que puedan mostrar sus capacidades, para que pongan en práctica sus planteamientos y su idea de juego y para que demuestren que realmente son válidos para el puesto. Esto lo hice con Mel la temporada pasada, lo hice con Garrido hasta su quinto partido y lo hice con Calderón, aunque con este último ciertamente, y más con la patética trayectoria bética a lo largo de la temporada, ni siquiera valoré su labor.

Y, para no pecar de hipocresía o de actuar por intereses, he hecho esto último con Julio Velázquez. He ido valorando sus actuaciones durante las últimas jornadas y he criticado con dureza sus múltiples errores, pero también he pedido por activa y por pasiva que se le diese tiempo, que no podemos pitar a las primeras de cambio a cada míster que ocupa el banco del Villamarín. Pues bien, debo confesarles que yo ayer fui de los que cantó eso de "Velázquez vete ya". Porque, y lo digo así, estoy hasta las narices del vallisoletano. Y desde el día de ayer, a menos de de aquí en adelante haya un cambio radical en el juego y los resultados del Betis (cosa que dudo), empiezo a clamar por su inmediata destitución.

Lo de ayer fue el súmmum de lo ridículo. Sin desmerecer a Las Palmas (que tiene un equipazo), en cualquier equipo serio el bodrio protagonizado ayer por el Real Betis Balompie supondría la puesta de patitas en la calle del entrenador. Por muchos factores, además: por no salir en tu campo ante 30.000 espectadores a comerse al equipo canario, que iba al tran-tran, a medio gas. Por echarte hacia atrás y dar el empate por bueno.Por insistir en planteamientos fallidos y en jugadores que ya han demostrado sobradamente que, simplemente, no sirven para atarse los cordones de las botas. Por hacer un cambio digno de Pepe Mel, es decir, sin ningún tipo de sentido o lógica (el cambio Casado-Álex Martínez). Por jugar peor incluso de lo que jugábamos con Garrido. Y, sobre todo, por dar una rueda de prensa digna de Gaby Galderón.

Si sobre el césped, la muestra de patetismo fue bastante importante, la rueda de prensa posterior al partdo fue ya la requeteleche. Una mezcla de excusas sin sentido y bastante tristes (repitió como siete veces lo de la expulsión del inútil de Perquis), unida al mantra inventado por el Cuchara León (aquello de "somos el Madrid de Segunda") y con un poquito de cara dura (dijo que no podía echar en cara nada a los jugadores). Muy poquita autocrítica, y mucho hablar pero poco decir cosas interesantes o de las que sacar algo en claro. Y lo peor es que no es la primera vez, sino que lleva ya varias semanas en este plan.

Bueno, y ahora, ¿qué? ¿Va a cambiar algo?¿Habrá alguna novedad? Pues personalmente lo dudo mucho, no somos en el Betis de hacer las cosas bien, o por lo menos llevarlas a cabo a tiempo. Lo mismo, si el cabreo del populacho bético se acrecienta, mandan a los leones a Julito. Porque, quitando a Pepe Mel, con el que tardaron un mundo, lo de despedir entrenadores es de lo poco que hacemos con cierta celeridad, aunque bien es cierto que un despido ahora, con la marcha de Maito tan cerca, supondría una inestabilidad bastante preocupante en el equipo.

Si bien es muy preocupante la bochornosa situación actual del Betis, aún más peligrosa sería la salida de Velázquez, de la que, como ya he comentado, soy partidario. Peligrosa por ver quién sería el sustituto, sobre todo. Porque no quiero la vuelta de vomitadores de beticismo, ni quiero a otro enchufado de tres al cuarto (véase Juan Merino), ni quiero a más entrenadores cagados y sin garra o un mínimo nivel de coraje. ¿Qué pasará? Somos el Betis; nadie puede estar seguro de qué va a ocurrir. Sólo podemos hacer vaticinios dispersos. Damas y caballeros, hagan sus apuestas.

¡¡Un saludo!!

@josearquer95
@lajuezaesbetica

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